REIKI

El Reiki es una práctica de sanación energética que se originó en Japón. La idea principal del Reiki es canalizar la energía universal a través de las manos del maestro hacia el receptor, con el objetivo de promover la curación física, emocional y espiritual.
Durante una sesión de Reiki, el maestro coloca sus manos ligeramente sobre o cerca del cuerpo del receptor en una serie de posiciones específicas. Se cree que esta energía puede ayudar a equilibrar el flujo de energía en el cuerpo, aliviar el estrés, reducir el dolor y mejorar el bienestar general.
El tratamiento de Reiki es una experiencia relajante y no invasiva que se centra en la transferencia de energía a través de las manos.

Preparación: El receptor se acuesta en una camilla de masaje o se sienta en una silla cómoda. No es necesario quitarse la ropa, aunque es recomendable usar ropa cómoda.

1. Inicio de la sesión: El practicante de Reiki comienza la sesión con una breve meditación o una oración para centrarse y conectarse con la energía universal.
2. Posiciones de las manos: El practicante coloca sus manos ligeramente sobre o cerca del cuerpo del receptor en una serie de posiciones específicas. Estas posiciones pueden incluir la cabeza, los hombros, el abdomen, las piernas y los pies. Cada posición se mantiene durante varios minutos.
3. Transferencia de energía: Se cree que la energía universal fluye a través de las manos del practicante hacia el cuerpo del receptor, ayudando a equilibrar el flujo de energía y promoviendo la curación.
4. Finalización: La sesión suele durar entre 45 y 60 minutos. Al finalizar, el practicante puede compartir sus observaciones y el receptor puede comentar cómo se siente.

Los beneficios del Reiki pueden incluir la reducción del estrés, el alivio del dolor, la mejora del bienestar emocional y la promoción de la curación física. Es importante recordar que el Reiki no reemplaza el tratamiento médico convencional, sino que puede complementarlo.